Puntuación: 8+
Mejor canción: Rafael
Tracklist
01. Rafael
02. (Sólo jugar)
03. El tren de las diez
04. Guadalú
05. Mi otro corazón
06. El sueño que sueño
07. Blues del oxidado
08. Cielo serás
09. Los rapsodas
10. Descanso
Una bocanada de aire fresco para la alicaída escena del rock nacional actual. Leí un par de críticas positivas para con Rafael, y decidí darle una oportunidad, aunque realmente no esperaba una sorpresa de este calibre. El disco me fue atrapando de a poco, y aquì me tienen, otorgàndole un alto 9.
¿Pero cómo es la música de Rafael? Es un cocktail variopinto con muchas influencias: los Beatles, el Flaco Spinetta (más que nada Almendra), Los Gatos, ligeros toques de psicodelia y demás. El resultado es sencillamente irresistible. Es música pop (bastante beat y sesentera), nada más complicado que eso, pero dotada de un buen gusto, una creatividad y una riqueza de arreglos tan evidente, que no puedo menos que rendirme ante sus pies.
Sus virtudes son muchas. En primer lugar, es inmediatamente accesible, con ganchos y melodías por doquier. En ese sentido, el líder de la banda, Pablo Vidal, refleja un nivel de composición increíblemente alto. Las diez canciones estàn inmaculadamente producidas, cada una con melodías encantadoras, arreglos de lo más diversos y ni un ápice de relleno.
Este es otro factor positivo del álbum, su parejísimo nivel. Salvando dos o tres temas que destacan sobre el resto, las demás canciones se encuentran prácticamente al mismo nivel, y como este nivel es bastante alto, da como resultado una escucha placentera de principio a fin.
Otra gran virtud es la voz de Pablo Vidal, una voz encantadora y preciosa. Los instrumentistas son sobrios, pero cumplen perfectamente su función y todos tienen momentos destacables, como la gran batería de Rafael o el solo endemoniado de Blues Del Oxidado. Pero los arreglos no se limitan a estos instrumentos típicos, sino que hay un sinfín de recursos: teclados, campanas, vientos, orquestas, armónicas, etcétera.
Por si esto fuera poco, las letras también son destacables. El disco es una especie de obra conceptual sobre la vida de Rafael y un viaje en el que éste se descubre a sí mismo. El concepto no está bien definido, pero las letras funcionan por sí mismas, ya que son de una poesía extraña y onírica, a veces surrealista, muy influenciada por Spinetta.
Entonces, recapitulando: un estilo embriagador, un vocalista sensacional, nada de relleno, calidad compositiva alta, melodías exquisitas, diversidad de arreglos, poesía...un resultado brillante. Si hay algo que se le podría achacar es que, salvando Blues Del Oxidado, el resto del álbum es puro pop, pero cualquier efecto de monotonía se anula con la increíble variedad de atmósferas y de arreglos.
Vamos a las canciones. El disco comienza volando alto. Una guitarra acústica misteriosa conlleva a la frase emblemática "Rafael, sal del placard". Recuerdo que había comenzado a escuchar Rafael, y cuando llegó el estribillo salté de la silla. ¡Cuán único es! Los toques arabescos, la excelente batería, los tétricos coros de fondo, todo conjuga una atmósfera superlativa. Una pequeña parte bien pop y melodiosa (Quién te acompaña...) lleva a otra parte genial, donde la parte "Ven a dar mil vueltas" deriva nuevamente en una sección increíblemente apacible y tranquila, para que luego la canción termine con la repetición del estribillo. Un tema realmente fantástico, con partes distintas y cada una mejor que la otra. Muchas de las canciones serán en forma de suite, lo que aporta otra cuota de creatividad notable. La letra habla sobre el inicio del viaje de Rafael, y es una de las pocas que no es en primera persona. El narrador invita a Rafael a salir del placard, y a "dar mil vueltas".
A continuación llega la etapa pop del álbum, que comienza con (Sólo Jugar), una gema muy al estilo Los Gatos, con una línea de guitarra preciosa al inicio, una melodía genial y una ingeniosa aparición de una sección de vientos en el estribillo. No obstante la mejor parte es el pequeño solo de piano del medio, acompañado por unos silbidos infantiles y unos coros ultra-pegadizos. Según Pablo Vidal, la letra habla de un sueño de Rafael en el que es un cartonero, pero en realidad se puede concebir como una reflexión sobre la vida. Rafael se dice que, después de todo, podría ser que todo sea sólo un juego, y utiliza la frase "finalidad sin fin" señalando la ausencia de objetivos en la vida humana.
Luego viene El Tren De Las Diez, otra de mis favoritas. Lo que más me gusta del tema es la percusión, increíblemente sobria y preciosa. Además, cuenta con otro gran estribillo (Que cantábamos la desnudez...) y unos coros que me ponen los pelos de punta. La letra es más terrenal, ya que habla de cuando Rafael corta con su chica, se despide de ella (Te solté, despacito, para ver...), pero luego comienza a recordar los buenos tiempos entre ellos, expresado en una frase realmente brillante: "Desperté entre pedacitos de papel / Era una foto de ayer...que cantábamos la desnudez / Mientras espiábamos que habría de hacer el otro al amanecer...". Finalmente, Rafael se decide y sale a buscarla (Me solté despacito para ver...salgo en el tren de las diez).
El trinomio pop se completa con la deliciosa Guadalú, una de las canciones más irresistibles que haya oído últimamente. Les aseguro que si se le hubiese dado una propaganda adecuada, hubiese sido un hit. ¿Cómo no podría serlo? Ya el inicio es clásico, con esa entrada exquisita de guitarra, y luego no hace más que mejorar, con un puente genial (Me seduce la calma...) que deriva en el glorioso, perfecto, sublime estribillo. Es imposible no cantar ese "Guadalúuuuu (guadalúuuuu)". Otro infantil y hermoso solo de piano terminan de configurar un verdadero clásico. La letra es esta vez muy ambigua, y según Vidal representa la historia de una prostituta de la cual Rafael se enamora.
Mi Otro Corazón es un tema increíblemente spinettiano,y es también buenísimo. Una guitarra acústica muy bella, con una melodía subyugante y un original y fantástico arreglo medieval de flauta. Brillante. Letrísticamente, cuenta una historia de los lejanos tiempos de la colonización. Pablo Vidal expresa que "puede parecer un poco forzado que en esta canción el protagonista también sea Rafael, pero como si fuera un film, el disco se permite viajar dimensionalmente, digamos, y violar las unidades de tiempo, espacio, acción". "El otro corazón" de Rafael era su amigo, que se perdió, y simultáneamente se da la llegada de los europeos, que son bien acogidos por los indígenas, pero luego se dan cuenta de sus verdaderas intenciones (Pero alguien que les conversó / Vio que estaban manchados sus ojos / Por nuestras piedras de color amarillo".
El Sueño Que Sueño retoma el camino del pop, y si bien podría ser el tema menos destacable del disco, es igualmente muy bueno, con una melodía irresistible (Ya ves...muerto estoy). Lo más interesante del tema es el perfecto solo de guitarra, con un estilo muy parecido a la Red Special de May. La letra es más simple, y Rafael recuerda los tiempos de su infancia.
Luego llega el único momento genuinamente rockero del disco, Blues Del Oxidado. Una introducción de armónica deriva en el furioso, brillante y virulento riff principal, que suena como una manada de elefantes corriendo y destruyendo todo a su paso. Luego llega la parte de blues, que deriva en un estribillo precioso y melódico (Y donde estés me escucharás). El intermedio al principio parecía pop, pero va creciendo en intensidad y deriva en la única parte del disco donde Joel Bonelli se suelta, en un solo furibundo y potente. La canción concluye con un oscuro grito de Vidal (La ol-vi-darás) que lleva a la repetición del riff. En la letra, Rafael ya se encuentra solo, y luego de haber perdido a su amor, a su amigo y a su inocencia, intenta descubrir su lugar en el mundo.
El disco va llegando a su fin, y los últimos tres temas están ciertamente "unidos". Cielo Serás es una canción oscura, con un riff amenazante de guitarra y campanas sutiles de fondo. En la letra, Rafael comienza a alcanzar el estado de "descanso" y a encontrarse a sí mismo.
Está unida magistralmente con la canción siguiente, Los Rapsodas, que contrasta por completo con su luminosidad y alegría. Unos versos radiantes con unos vientos clásicos son el esqueleto de la canción, que es también una suite de casi 3 minutos. Cuenta con una parte medio reggae (Aaaah, yo me abandoné) con un sutil cencerro de fondo y una parte más movida (Se posan a ver...se van a perder), además de un clímax conmovedor en la frase de "Siempre abría su ventana al mar / De los rapsodas que la invitaban / A declamar...". La letra habla sobre los rapsodas, que eran los poetas de la Antigua Grecia y mediaban entre la comunidad y los dioses (Se posan a ver al médium estival / Importa saber si nos va a condenar / La última vez nos vieron despegar / Rimaremos bien, ¡somos la música!), pero se insinúa también un cierto sentido autobiográfico. Pablo Vidal dice que "Hay quien dice “yo me abandoné”: habla del oficio del músico, del poeta. El tipo se abandona a su arte y no le importa nada más. Y bueno, los rapsodas se volvieron una palabra, los tipos se abandonaron a su arte. Los actores del medioevo, los que hacían La Comedia del Arte, toda su vida desarrollaban un personaje, un arquetipo, dedicaban su vida a ese único personaje y rol... Es Rafael experimentando el oficio y explorando el límite o linde entre las dos cosas".
El disco concluye con Descanso, un tema tranquilo y reflexivo que significa, valga la redundancia, el descanso de Rafael luego de su "viaje", y cuenta con unas cuerdas para nada pomposas, sino más bien sobrias, que le agregan emotividad al tema, además de un puente perfecto con esa línea sutil de guitarra y la frase "No hables más que algo empieza ya a soplar". En la letra, Rafael finalmente llega a un estado de relajación espiritual, donde puede descansar de todo (Descanso de laboriosa condición / Descanso de la abominable destrucción).
En fin, me parece que quedó clara mi absoluta devoción por este disco. Estoy ansioso por escuchar los otros discos de la banda, y ojalá que continúen sacando entregas como ésta. Un 9-.
¿Pero cómo es la música de Rafael? Es un cocktail variopinto con muchas influencias: los Beatles, el Flaco Spinetta (más que nada Almendra), Los Gatos, ligeros toques de psicodelia y demás. El resultado es sencillamente irresistible. Es música pop (bastante beat y sesentera), nada más complicado que eso, pero dotada de un buen gusto, una creatividad y una riqueza de arreglos tan evidente, que no puedo menos que rendirme ante sus pies.
Sus virtudes son muchas. En primer lugar, es inmediatamente accesible, con ganchos y melodías por doquier. En ese sentido, el líder de la banda, Pablo Vidal, refleja un nivel de composición increíblemente alto. Las diez canciones estàn inmaculadamente producidas, cada una con melodías encantadoras, arreglos de lo más diversos y ni un ápice de relleno.
Este es otro factor positivo del álbum, su parejísimo nivel. Salvando dos o tres temas que destacan sobre el resto, las demás canciones se encuentran prácticamente al mismo nivel, y como este nivel es bastante alto, da como resultado una escucha placentera de principio a fin.
Otra gran virtud es la voz de Pablo Vidal, una voz encantadora y preciosa. Los instrumentistas son sobrios, pero cumplen perfectamente su función y todos tienen momentos destacables, como la gran batería de Rafael o el solo endemoniado de Blues Del Oxidado. Pero los arreglos no se limitan a estos instrumentos típicos, sino que hay un sinfín de recursos: teclados, campanas, vientos, orquestas, armónicas, etcétera.
Por si esto fuera poco, las letras también son destacables. El disco es una especie de obra conceptual sobre la vida de Rafael y un viaje en el que éste se descubre a sí mismo. El concepto no está bien definido, pero las letras funcionan por sí mismas, ya que son de una poesía extraña y onírica, a veces surrealista, muy influenciada por Spinetta.
Entonces, recapitulando: un estilo embriagador, un vocalista sensacional, nada de relleno, calidad compositiva alta, melodías exquisitas, diversidad de arreglos, poesía...un resultado brillante. Si hay algo que se le podría achacar es que, salvando Blues Del Oxidado, el resto del álbum es puro pop, pero cualquier efecto de monotonía se anula con la increíble variedad de atmósferas y de arreglos.
Vamos a las canciones. El disco comienza volando alto. Una guitarra acústica misteriosa conlleva a la frase emblemática "Rafael, sal del placard". Recuerdo que había comenzado a escuchar Rafael, y cuando llegó el estribillo salté de la silla. ¡Cuán único es! Los toques arabescos, la excelente batería, los tétricos coros de fondo, todo conjuga una atmósfera superlativa. Una pequeña parte bien pop y melodiosa (Quién te acompaña...) lleva a otra parte genial, donde la parte "Ven a dar mil vueltas" deriva nuevamente en una sección increíblemente apacible y tranquila, para que luego la canción termine con la repetición del estribillo. Un tema realmente fantástico, con partes distintas y cada una mejor que la otra. Muchas de las canciones serán en forma de suite, lo que aporta otra cuota de creatividad notable. La letra habla sobre el inicio del viaje de Rafael, y es una de las pocas que no es en primera persona. El narrador invita a Rafael a salir del placard, y a "dar mil vueltas".
A continuación llega la etapa pop del álbum, que comienza con (Sólo Jugar), una gema muy al estilo Los Gatos, con una línea de guitarra preciosa al inicio, una melodía genial y una ingeniosa aparición de una sección de vientos en el estribillo. No obstante la mejor parte es el pequeño solo de piano del medio, acompañado por unos silbidos infantiles y unos coros ultra-pegadizos. Según Pablo Vidal, la letra habla de un sueño de Rafael en el que es un cartonero, pero en realidad se puede concebir como una reflexión sobre la vida. Rafael se dice que, después de todo, podría ser que todo sea sólo un juego, y utiliza la frase "finalidad sin fin" señalando la ausencia de objetivos en la vida humana.
Luego viene El Tren De Las Diez, otra de mis favoritas. Lo que más me gusta del tema es la percusión, increíblemente sobria y preciosa. Además, cuenta con otro gran estribillo (Que cantábamos la desnudez...) y unos coros que me ponen los pelos de punta. La letra es más terrenal, ya que habla de cuando Rafael corta con su chica, se despide de ella (Te solté, despacito, para ver...), pero luego comienza a recordar los buenos tiempos entre ellos, expresado en una frase realmente brillante: "Desperté entre pedacitos de papel / Era una foto de ayer...que cantábamos la desnudez / Mientras espiábamos que habría de hacer el otro al amanecer...". Finalmente, Rafael se decide y sale a buscarla (Me solté despacito para ver...salgo en el tren de las diez).
El trinomio pop se completa con la deliciosa Guadalú, una de las canciones más irresistibles que haya oído últimamente. Les aseguro que si se le hubiese dado una propaganda adecuada, hubiese sido un hit. ¿Cómo no podría serlo? Ya el inicio es clásico, con esa entrada exquisita de guitarra, y luego no hace más que mejorar, con un puente genial (Me seduce la calma...) que deriva en el glorioso, perfecto, sublime estribillo. Es imposible no cantar ese "Guadalúuuuu (guadalúuuuu)". Otro infantil y hermoso solo de piano terminan de configurar un verdadero clásico. La letra es esta vez muy ambigua, y según Vidal representa la historia de una prostituta de la cual Rafael se enamora.
Mi Otro Corazón es un tema increíblemente spinettiano,y es también buenísimo. Una guitarra acústica muy bella, con una melodía subyugante y un original y fantástico arreglo medieval de flauta. Brillante. Letrísticamente, cuenta una historia de los lejanos tiempos de la colonización. Pablo Vidal expresa que "puede parecer un poco forzado que en esta canción el protagonista también sea Rafael, pero como si fuera un film, el disco se permite viajar dimensionalmente, digamos, y violar las unidades de tiempo, espacio, acción". "El otro corazón" de Rafael era su amigo, que se perdió, y simultáneamente se da la llegada de los europeos, que son bien acogidos por los indígenas, pero luego se dan cuenta de sus verdaderas intenciones (Pero alguien que les conversó / Vio que estaban manchados sus ojos / Por nuestras piedras de color amarillo".
El Sueño Que Sueño retoma el camino del pop, y si bien podría ser el tema menos destacable del disco, es igualmente muy bueno, con una melodía irresistible (Ya ves...muerto estoy). Lo más interesante del tema es el perfecto solo de guitarra, con un estilo muy parecido a la Red Special de May. La letra es más simple, y Rafael recuerda los tiempos de su infancia.
Luego llega el único momento genuinamente rockero del disco, Blues Del Oxidado. Una introducción de armónica deriva en el furioso, brillante y virulento riff principal, que suena como una manada de elefantes corriendo y destruyendo todo a su paso. Luego llega la parte de blues, que deriva en un estribillo precioso y melódico (Y donde estés me escucharás). El intermedio al principio parecía pop, pero va creciendo en intensidad y deriva en la única parte del disco donde Joel Bonelli se suelta, en un solo furibundo y potente. La canción concluye con un oscuro grito de Vidal (La ol-vi-darás) que lleva a la repetición del riff. En la letra, Rafael ya se encuentra solo, y luego de haber perdido a su amor, a su amigo y a su inocencia, intenta descubrir su lugar en el mundo.
El disco va llegando a su fin, y los últimos tres temas están ciertamente "unidos". Cielo Serás es una canción oscura, con un riff amenazante de guitarra y campanas sutiles de fondo. En la letra, Rafael comienza a alcanzar el estado de "descanso" y a encontrarse a sí mismo.
Está unida magistralmente con la canción siguiente, Los Rapsodas, que contrasta por completo con su luminosidad y alegría. Unos versos radiantes con unos vientos clásicos son el esqueleto de la canción, que es también una suite de casi 3 minutos. Cuenta con una parte medio reggae (Aaaah, yo me abandoné) con un sutil cencerro de fondo y una parte más movida (Se posan a ver...se van a perder), además de un clímax conmovedor en la frase de "Siempre abría su ventana al mar / De los rapsodas que la invitaban / A declamar...". La letra habla sobre los rapsodas, que eran los poetas de la Antigua Grecia y mediaban entre la comunidad y los dioses (Se posan a ver al médium estival / Importa saber si nos va a condenar / La última vez nos vieron despegar / Rimaremos bien, ¡somos la música!), pero se insinúa también un cierto sentido autobiográfico. Pablo Vidal dice que "Hay quien dice “yo me abandoné”: habla del oficio del músico, del poeta. El tipo se abandona a su arte y no le importa nada más. Y bueno, los rapsodas se volvieron una palabra, los tipos se abandonaron a su arte. Los actores del medioevo, los que hacían La Comedia del Arte, toda su vida desarrollaban un personaje, un arquetipo, dedicaban su vida a ese único personaje y rol... Es Rafael experimentando el oficio y explorando el límite o linde entre las dos cosas".
El disco concluye con Descanso, un tema tranquilo y reflexivo que significa, valga la redundancia, el descanso de Rafael luego de su "viaje", y cuenta con unas cuerdas para nada pomposas, sino más bien sobrias, que le agregan emotividad al tema, además de un puente perfecto con esa línea sutil de guitarra y la frase "No hables más que algo empieza ya a soplar". En la letra, Rafael finalmente llega a un estado de relajación espiritual, donde puede descansar de todo (Descanso de laboriosa condición / Descanso de la abominable destrucción).
En fin, me parece que quedó clara mi absoluta devoción por este disco. Estoy ansioso por escuchar los otros discos de la banda, y ojalá que continúen sacando entregas como ésta. Un 9-.
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