martes, 15 de mayo de 2012
La novena utopía (2009) - La perla irregular
Puntuación: 9
Mejor tema: Del gigante ombú
Tracklist:
01. Entre el mar y el sol
02. Donde el ladrillo
03. De mi mal
04. Un clavel ensangrentado
05. Dos partes
06. Tierra
07. Así (días de sal)
08. Redimida
09. Del gigante ombú
10. Vocación
11. Decimos sí
12. Un vals de lágrimas
Para empezar, quiero decir que el título de este disco es uno de los mejores que existen en la vasta historia del rock nacional. Una vez que eso quedó claro, prosigamos. La Novena Utopía es el segundo disco de la banda platense La Perla Irregular. Yo los conocí por Internet, escuché su último disco (Rafael) y me encantaron, por lo que me aboqué rápidamente a la escucha de sus demás entregas. Y debo decir que La Novena Utopía es la mejor de todas. Mejor que su disco debut y también por un peldaño mejor que su último disco, por más que les haya puesto la misma nota. Le falta una pizca para llegar al 9+, pero eso no le impide ser una verdadera obra maestra, un gran disco que está a la altura de varios pesos pesados del rock nacional. El debut era promisorio, y aquí la banda confirma todas las buenas expectativas que había depositado. La Perla Irregular era básicamente pop acústico, pero tenía también sus devaneos progresivos y hasta sinfónicos, con orquestas por doquier. La Novena Utopía redobla la apuesta y le agrega a todo eso una diversidad envidiable y más y más guitarras eléctricas, conformando un producto de una gran calidad. Es la mezcla perfecta de la simpleza y la complejidad: si algunas canciones del debut sonaban algo pretenciosas, si en algún momento Rafael sonaba algo azucarado, La Novena Utopía une los dos extremos sin quedarse a mitad de camino. Si uno busca melodías bellas y canciones pop, La Novena Utopía las trae al por mayor. Si, por el contrario, se buscan suites sinfónicas o secciones instrumentales progresivas, también las tiene. Y si se buscan rockers con guitarras eléctricas, también las tiene. En otras palabras, la banda hace de todo y lo hace todo bien. La diversidad es pasmosa. ¿Qué estilos quieren? Aquí hay rock, pop, suites progresivas, folklore, baladas, mariachi (!), etc. Los arreglos también son de una gran calidad, alejándose de todo esquema formulaico, y es realmente admirable el trabajo de la banda en este campo. Saxos, trompetas, cellos, sitares, violines, violas y teclados confluyen todas en una misma dirección, haciendo que el disco nunca se haga aburrido. Las letras son más crípticas que en el primer disco, pero siguen siendo geniales, y en este disco se nota una cierta referencia a la naturaleza, con imágenes oníricas y orgánicas. El nivel compositivo mejora notablemente, las melodías se vuelven más digeribles sin perder un ápice de creatividad, la banda sigue sonando genial. ¿Estilo? No hay un estilo definido: el único estilo que hay es el de La Perla. Es más que nada una colección de canciones muy distintas entre sí, pero que no dejan de sonar distintivas y originales. A las influencias beatles y spinettianas se le agregan matices floydianos y retazos psicodélicos, pero sin dejar de sonar como La Perla Irregular. Si algo se le puede reprochar, es que hay algunas canciones no tan buenas. En ese sentido, Rafael sale ganando, ya que mientras allí todas las canciones mantenían el mismo nivel, aquí hay algunos puntos indudablemente más bajos que sobresalen. No obstante, ninguna canción es mala, y la mayor riqueza instrumental sumada a la mayor diversidad, hacen que éste sea el mejor álbum de la banda.
Vamos a los temas. El disco abre con Entre El Mar Y El Sol, una especie de rocker psicodélico y sideral, con riffs sensacionales de guitarra y una sección acústica en el medio que es como un oasis de paz en medio de la tormenta.
El disco sigue con la genial Donde El Ladrillo, una gema pop con una melodía increíblemente rápida y pegadiza, trompetas chillonas y divertidas, pianos infantiles y una atmósfera general de irreverencia y alegría.
Contrastando con la canción anterior llega De Mi Mal, que suena más al disco debut. Cuenta con una muy buena introducción acústica con ribetes de flauta traversa, y luego transita por una melodía letárgica y pacífica que, si bien es buena, se me hace algo cansadora. De todas formas es una muy buena canción, con una atmósfera muy ensoñadora.
A continuación llega la extensa Un Clavel Ensangrentado. Se trata de una suite repleta de orquestas y sitares que comienza tranquila y reposada con una melodía placentera (declaro mi amor por el floreo infantil del piano entre la frase "Cielos de pan / Lloviznarán / Migas de lo que explotó"). Luego los instrumentos se callan un poco, y Vidal entona una estrofa mansa que antecede al enérgico y brillante estribillo en el que rebotamos por los aires. En el medio hay una original sección sinfónica con una orquesta de cuerdas, y luego se retoma el tema principal.
Después viene una de las típicas canciones pop a las que nos tienen acostumbrados con Dos Partes, que cuenta con una melodía jovial y pegadiza (cómo esto no se convierte en un hit es algo que jamás voy a entender) y un solo pegajoso y brillante con el típico tono infantil y alegre de Jony Biloni.
Luego Vidal nos sorprende con Tierra, una típica canción folklórica que, en palabras de Pablo, "aspira a ser zamba, aunque sabe que nunca lo va a lograr". Se trata realmente de una gran canción, con una gran guitarra acústica, una actuación brillante de Vidal al micrófono (esa voz...qué cautivante), y un estribillo en donde aumenta la tensión con un detalle sensacional como es la sílaba más aguda del final en ese "Donde el barro es REY". ¡Hasta tiene un bombo legüero! Genial.
Y así cruzamos el Ecuador del disco con Así (Dias De Sal), una canción que me sonaba a canción de taberna hasta que su creador me lo confirmó en el documental "Aquí No Es Real" (muy recomendable, explica los pormenores de cada una de las doce canciones). La parte de los versos no es tan buena, pero el estribillo es luminoso y tiene una inocencia encantadora (Contaré hasta diez (¡uno dos tres cuatro cinco seis siete ocho nueve diez!)). Nuevamente se destacan los ribetes eléctricos chillones de Jony. Sobre el final aparece una armónica trasnochada, y la canción se desvanece entre coros y gritos de borrachos.
Cortando toda esta inocencia aparece el tremendo riff de Redimida, filoso y agresivo. El rocker más rocker del álbum cuenta con unos siniestros y endemoniados saxos, un estribillo sosegado y un solo sensacional y muy rockero de guitarra eléctrica. También es muy destacable en este tema el gran bajo de Juan Pazos, especialmente cuando, luego del solo, los instrumentos se callan y queda solamente el bajo repitiendo el riff principal. El tema termina con una explosión de saxos y guitarras enloquecidos.
Y a continuación viene la que es mi canción favorita del disco y de toda la carrera de La Perla. Del Gigante Ombú es un tema increíble, a la altura de los grandes clásicos del rock nacional. No sé si es una balada, no sé si es una simple canción pop, no sé qué es. Para mí es todo eso junto. Comienza con un riff precioso de guitarra acústica, y luego Vidal comienza a entonar una melodía hermosa. De fondo sólo se escucha la guitarra y unos oscuros platillos. Luego llega el enérgico estribillo, y nos encontramos con que se agregaron unos silenciosos vientos. La melodía nos anima y nos avisa que algo va a pasar. Y pasa. Pablo sube y sube el tono de su voz en ese apoteósico "Y yo sé que es más fácil soña-a-ar, a-a-ar, a-a-a-aaaar!". Y las trompetas y los saxos florecen como tulipanes entre las grietas, acompañadas de un solo bellísimo de Jony en la guitarra eléctrica, en un pasaje instrumental precioso que lastimosamente dura poco. Luego vuelven los versos reposados, pero para cuando llega el estribillo los vientos nos vuelven a iluminar con toda su luz, en un momento alegre, bello y subyugante. Presten atención cuando dice "Siento que tus labios son tan calmos" a esas tres notas que susurra la guitarra y como las repite la trompeta. Es brillante. La canción se desvanece en ribetes de guitarra acústica.
Luego llega mi canción menos favorita del disco, llamada Vocación. Es muy larga y los versos no son muy destacables, aunque los coros del estribillo son oscuros y etéreos, y la parte de "No voy a entregarme a la mitad" es más animada y brillante, sin contar el corto pero estupendo solo de Jony.
El final se va acercando con Decimos Sí, un pop totalmente luminoso y optimista con una melodía sensacionalmente mágica, trompetas de mariachis muy alegres y una gran sección de cuerdas en el medio más oscura y extraña que anticipa el retorno de los vientos, más cálidos y alegres que nunca.
El disco termina con Un Vals De Lágrimas, una extensa balada en tiempo de vals con un riff muy seductor, etéreo y melancólico y unos coros subyugantes . A decir verdad no me fascina, ya que es muy repetitiva, pero es una creativa incursión de la banda en un género que no habían explorado.
Y así termina el álbum. Un disco variado, rico en matices, original. ¿Qué más se puede pedir? Un 9-.
Excelente banda! La conocí gracias a este blog, por suerte. Lástima que la última entrada fue en agosto del año pasado... deberías seguir publicando, por favor!
ResponderEliminarEstuve escuchando el último de La Perla, "América". Creo que ameritaría un buen post!
Saludos!
Alejandro.