Mejor canción: Atom Heart Mother
Tracklist:
1. Atom Heart Mother
2. If
3. Summer '68
4. Fat Old Sun
5. Alan's Psychedelic Breakfast
El disco de la vaca es un punto clave en la carrera de Pink Floyd. Después de la salida de Barrett, la banda había quedado desorientada, lo cual se vio reflejado en sus discos posteriores. Primero, intentaron una psicodelia más oscura que la de su disco debut. Después cambiaron radicalmente a un soundtrack campestre y otoñal. Y luego dieron otro giro de 180º para salir conUmmagumma, uno de los álbumes más delirantes jamás hechos. Este último disco demostraba que Pink Floyd no sabía para dónde salir. La locura de su líder había dejado al barco sin capitán, y no sólo no sabían que dirección tomar sino tampoco quién iba a ser el nuevo líder.
Bueno, con Atom Heart Mother la banda comienza a encontrar su camino, alejándose de la locura inclasificable de Ummagummay oriéntandose más a un rock sinfónico mucho más digerible. Es una aproximación, claro está, y es por eso que en realidad el sonido no está para nada definido. Todavía no saben conciliar lo experimental con lo agradable, por lo que tenemos una enorme suite sinfónica bastante delirante mezclada con cancioncitas ligeras que parecen sacadas de More.
En suma, tenemos un disco bastante inclasificable todavía, pero con una clara tendencia a la búsqueda de cosas más "normales". Un claro ejemplo de disco de transición.
Y, como tal, no es nada que nos vaya a volar la cabeza. La suite principal es algo muy volado y mucha gente la califica como obra maestra: no es mi caso. Si bien la disfruto muchísimo, me parece que le falta bastante para acercarse a lo magnífico que suenan las posteriores suites del grupo. Y el resto de las canciones son inofensivas, lindas, a veces alcanzando momentos de mucha belleza pero nunca ofreciendo nada que nos haga saltar de la silla.
No obstante, no hay nada desastroso, y creo que un 7 se ajusta perfecto al disfrute que proporciona el disco. Una obra disfrutable, para escuchar algún domingo a la tarde reclinado en la silla, y que sirve para entender cómo fue que una banda pasó de hacer Ummagumma a Meddle en tan sólo dos años.
Pasemos entonces a las canciones. El disco comienza con una suite larga, ambiciosa, portentosa, llamada Atom Heart Mother. Las opiniones están divididas: algunos dicen que es una obra maestra, mientras que otros la detestan. Yo estoy en el medio, aunque si tuviera que inclinarme lo haría más hacia el primer grupo. Hay pasajes bastante bizarros, mezclados con otros absolutamente geniales, aunque la imagen que me da a larga vista es que le falta fluidez para llegar a volarme la cabeza. De todas formas es claramente lo mejor del disco, y me sigue pareciendo muy interesante. Empieza con unos ostentosos vientos que parecen anunciar la llegada de algún emperador y van subiendo de volumen. Es interesante notar lo distinto que suena esta suite al resto de las suites de la banda. El principal elemento distintivo es que ¡no parece Pink Floyd! La banda de vientos toma tanto protagonismo que desplaza a la guitarra y a la voz, lo cual convierte al track en la obra más sinfónica lanzada jamás porPink Floyd, y esta característica no hace más que aumentar lo interesante de la obra. Como decía, los vientos van creciendo hasta desembocar en el faraónico riff principal, acompañado de una batería maravillosa. Esta sección se mantiene hasta el minuto 3, cuando todo se silencia y queda sólo el bajo, repitiendo un misterioso y nocturno riff. Pronto se agrega el teclado y una exquisita viola, configurando un ambiente lujoso y seductor. Luego se agrega una dulce guitarra, y todo va subiendo más y más hasta que, sin darnos cuenta, estamos en el medio de un hermoso solo en el que ya está presente el sonido característico de Gilmour. Todo esto desemboca de la nada en la tercera sección, en la que unos teclados fúnebres acompañan a unos coros decididamente oscuros que parecen anunciar algún rito caníbal. Esta parte es atmosférica y puede llegar a inquietar, aunque se extiende demasiado para mi gusto. De a poco, todo se va apagando, y nos vemos metidos en la mejor sección de la suite. Se trata de un fantástico jam increíblemente funkie, con un beat perfecto de batería acompañando a la, ahora sí, maravillosamente lisérgica guitarra de Gilmour, en lo que es una cascada de placer. Todo se va haciendo más oscuro a medida que se agregan nuevamente los coros, aunque esta vez el resultado es bastante más bizarro. También vuelven los vientos, y con ellos volvemos al majestuoso riff principal. De la nada todos los instrumentos se callan y comienza la parte experimental, llena de teléfonos y vientos y martilleos y ruidos por todos lados. Tiene cosas interesantes, pero no es algo que pueda disfrutar, y menos si está insertada así, a la fuerza. Y también a la fuerza aparece un collage de las partes anteriores de la suite, y con él desembocamos en la repetición del riff principal. Luego aparece nuevamente la sección de la viola, que sigue siendo igual de hermosa aunque ya no agregue nada nuevo, y luego todo se va haciendo más y más demencial y vuelven a aparecer los coros, y cuando ya aparece de nuevo el portentoso riff, no sabemos si nos voló la cabeza o si nos cansamos de tanta repetición. Y allí termina, dejándonos con esa sensación ambigua, pero también con ganas de volver a escucharla.
Y así pasamos al lado B del disco, que es infinitamente más digerible. Para empezar tenemos a If, una baladita acústica de Waters inofensiva pero también deliciosa, con una melodía bellísima y una transición notable de su sencillez inicial a la madurez final, con solo de Gilmour incluido. Siempre me encantó este tema, y hasta creo que es mi favorito, aunque objetivamente nunca podría ponerlo por encima de Atom Heart Mother.
Luego tenemos Summer '68, una pieza pop con un piano precioso y una linda melodía, aunque el estribillo es demasiado tosco para mi gusto y se termina haciendo demasiado larga, con unos bronces demasiado ampulosos que arruinan la belleza de la canción.
Por último, David nos regala otra balada llamada Fat Old Sun. Es bastante linda, pero no me parece muy destacable, aunque el solo del final la mejora bastante y parece anticipar los solos majestuosos que nos brindaría Gilmour posteriormente.
Y para terminar tenemos otra suite, más corta y mucho más intrascendente. Se trata de Alan's Psychedelic Breakfast, y casi que lo más interesante es el título. Se llama así porque las tres partes de la suite están intercaladas con el soundtrack de un tipo haciéndose el desayuno y comiéndolo luego. Es una idea bastante extravagante, pero la música en ningún momento parece ofrecer nada atractivo. La primera parte es apenas un piano muy ligero mezclado con algunos atisbos de melodías de guitarra. Y así termina, sin ningún clímax ni nada parecido. La segunda parte es más agradable, ya que se trata de una guitarra acústica placentera que nos recuerda algún atardecer lejano con tintes de nostalgia. No obstante, todo sigue sonando ciertamente inofensivo. La parte final intenta brindar un cierre, pero el clímax que se produce es ochocientas veces inferior al del lado A, y en conjunto toda la pieza suena notoriamente plana. No molesta en absoluto, pero pocas veces vi algo tan inofensivo, y no es ciertamente lo que se espera de un grupo como Pink Floyd.
Así termina este disco. Un buen intento, agradable y por momentos poderoso, pero que no termina de configurar una gran obra. Pero recordemos que es una transición, y a partir del disco siguiente comenzará el mejor Pink Floyd.
Muy buen comentario Silver. Muy completo. Ud. ha escuchado realmente todo el disco. Yo (que lo tenía en vinilo), más que nada gasté el lado A, y poco y nada el B. Creo que "atom" suena verdaderamente "sinfónico", y en esa ambigüedad que ud. describe sobre el momento en el cual aparece este proyecto de Pink, es posible que haya sido realmente el objetivo del grupo. Sonar bien sinfónico. En la primera sección, a través del crescendo de los vientos el ambiente se prepara para mí en forma excelente. Hay armonías muy extrañas, intervalos raros y ritmos entrecruzados. Siempre dudé quién hizo los arreglos de bronces de esta sección, que desemboca en una fanfarria de bronces que ha logrado confundirme. No sé si a lo lejos, desde el horizonte, lo que se acerca es el ejército romano, o una caballería en medio del desierto texano. No importa. Se disfruta. Se escucha una y otra vez. El desarrollo de la obra denotan que el gigante se está alimentando, está creciendo, está dando sus primeros pasos, ya está de pie. Poco tiempo después, demostrará al mundo que será capaz de regalarnos algunas de las obras más geniales de la música del siglo XX. Gracias por su comentario Silver. Gracias Venganza.
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar, y coincido en que en el Lado A está todo lo jugoso
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