Puntuación: 8+
Mejor canción: Tanto tanto
Tracklist
Tracklist
1. Todo mi pelo huele a café
2. Tomi plastilina
3. No puedo seguirte
4. Entonces paseaba por el súper
5. Hiciste mal
6. Josefina
7. No me digas que te patié
8. Alguien sano
9. Linda
10. Tanto tanto
2. Tomi plastilina
3. No puedo seguirte
4. Entonces paseaba por el súper
5. Hiciste mal
6. Josefina
7. No me digas que te patié
8. Alguien sano
9. Linda
10. Tanto tanto
Como mencioné en mi emotiva (?) carta de regreso al blog, en
todo este tiempo anduve escuchando mucha música nacional y actual. Hace no
mucho tiempo, yo era uno de los “jóvenes de ayer” que sostenía que, en la
actualidad, prácticamente todas las bandas de rock eran una mierda. Añoraba las
gloriosas épocas de antaño, y me lamentaba por la mercantilización de la
música.
Por suerte, una maraña de páginas web, blogs, programas,
publicaciones, videos y demás herramientas que generosamente nos brinda esta
era digital me hicieron cambiar de opinión. Hoy en día, estoy convencido de que
esta época tiene tanto para brindar como cualquier otra. Tal vez no haya un
movimiento tan grande, tal vez sea más difícil encontrar piezas que rompan
esquemas, tal vez la buena música que el día de ayer hubiera formado parte del
mainstream hoy sobrevive en un círculo pequeño y autogestivo. Pero puedo
asegurar que hoy hay una variedad de propuestas increíble, en todas partes del
mundo, y todas están a un clic de distancia. Podría nombrar muchas bandas
actuales que hacen música hermosa, y no me considero un experto: es mucho más
lo que todavía no conozco. Para el que sigue encerrado en la jaula cronológica,
tengo un solo consejo: despertar. Asumir un rol activo y comenzar a buscar nueva
música. Les aseguro que es una tarea interminable y hermosa.
Toda esta perorata sirve para introducir Polenta y Figaris,
el álbum debut del adorable Bad Manu. La banda es un proyecto personal del
propio Bad Manu, que compone todas las diez canciones que conforman el disco. Y
si lo califiqué de “adorable”, es porque creo que es el adjetivo que mejor
encaja con el sonido de Polenta y Figaris. Todo parece bastante infantil, y de
todos los músicos que pululan por el under con una estética aniñada, es al que más
le creo. Para esto se me ocurren varias explicaciones: las melodías son siempre
saltarinas, las letras tienen un encanto muy particular, y sobre todo, la voz
de Bad Manu no parece la voz de un cantante, sino la de un chico que canta.
Escuchando este disco, a uno le parece prácticamente imposible que Bad Manu sea
una mala persona.
En el plano más estrictamente musical, podría catalogarse
tranquilamente como un disco de pop. Los temas son todos muy pegadizos, y las
melodías, como dije, son muy divertidas. Tal vez los arreglos sean el aspecto
que más deja que desear. Compositivamente, el sonido es muy distintivo, y los
arreglos, por el contrario, muchas veces no suenan tan originales. De todos modos, suenan siempre sobrios y
cumplen su función, y el disfrute de la música en ningún momento se ve alterado.
La escasa longitud del disco y lo hermoso de las letras, que combinan simpleza
y entreveramiento, terminan de completar una experiencia de puro desparpajo.
Polenta y Figaris empieza con Todo mi pelo huele a café, una
cancioncita ideal para arrancar el disco. En tan sólo un minuto y medio, se
despacha con una melodía preciosa, unas guitarras rancheras y un aire
despreocupado realmente fascinante.
Luego aparecen unos platillos que acompañan a un riff bastante
rockero. Se trata de Tomi plastilina, que rápidamente se transforma en una
pieza deliciosamente bailable, con una melodía frenética, un bajo fenomenal y
un estribillo memorable que hace saltar de alegría a cualquiera y tiene una
letra de amor maravillosa (“Te propongo que bailemos juntos / Te propongo que
bailemos lentos / Te propongo que desayunemos aunque esté oscureciendo”).
No puedo seguirte mantiene la misma tónica que el tema
anterior, pero es igual de genial. El ritmo de la batería invita a bailar, la
melodía es saltarina y el estribillo es increíblemente pegadizo. La letra es
absolutamente fantástica, con frases gloriosas como “Dejás en ridículo a Oscar
Wilde” o “En horas extrañas a caminar / Deseándole a Bolivia salir al mar / Vos
tocabas el tema con discreción / Lo charlamos con prostitutas”.
Una secuencia movediza y melódica parece indicar que el
álbum va a seguir en la misma onda, pero luego una guitarra acústica la
interrumpe. Se trata de Entonces paseaba por el súper, que en los dos minutos
que le quedan transcurre como un tema lento con otra linda melodía y unas
guitarras distorsionadas que podrían sonar muy fuera de lugar pero,
increíblemente, encajan perfecto. Lo más destacable de la canción, sin embargo,
es la manera adorable en la que Bad Manu estira las últimas silabas de cada
estrofa (escala-la-la / mañana-na-na).
Hiciste mal es un tema lento y con aires de himno, con una
coda épica de sintetizador. La canción no sería tan destacable si no fuera por
la, nuevamente, increíble actuación vocal de Bad Manu, que despliega miles de
trucos para divertir al oyente y musicalizar la prosa. El “hiciste bad” de la
segunda estrofa, el risueño “combate-e-e-e-e” o el efecto burbujeante de “los
amigos caen vencido-o-o-o-o-o-o-o-o-s”. ¡Qué inventiva! Bad Manu es un claro
ejemplo de cómo se puede cantar muy bien sin cantar bien.
Luego pasamos a Josefina, una canción hermosa con otra
melodía formidablemente infantil y un falso final que desemboca en una parte
más rápida que hace gala de una de las mejores frases que podría incluir una
canción de amor: “También quiero decirte que no es menor de edad / Eso fue para
molestarte”. Toda la letra es perfecta, y es una muestra cabal del estilo de
Bad Manu. Son todos temas de amor, pero la manera de encararlos es siempre
rara. Muy infantil (“Mi ropa interior / Que mamá me lavó y a la vez destiñó /
Mi remera de Sherlock Holmes / Que escribió Conan Doyle”), muy de elogiar
acciones en lugar de cualidades (“Josefina escucha Sex Pistols”) o hasta de
elogiarse a sí mismo (“En mi espacio interior / Lo capo que soy”). En cualquier caso, escuchar las
letras es siempre una fuente de placer irreverente, porque siempre agarran para
el lado que se suponía que no era el indicado.
El disco continúa en un nivel altísimo con la genial No me
digas que te patié. Amén de la correcta incorrección gramatical, la canción es
divertidísima y parece sacada de un dibujito animado. Sobre el final, se
transforma de la nada en una preciosa y desesperada plegaria de amor
incorrespondido. Bad Manu intenta disimular su estado de ánimo cantando cosas
caricaturescas, pero inevitablemente termina hablando de su chica, en un
momento muy bello y emotivo: “Seis meses intentando decirte algo como / Quiero
verte más que a nadie y contarle a todos lo bien que me hacés / Intento entender
qué hay dentro tuyo, qué es lo que te gusta y qué soy para vos / Parece que al
final estoy hablando de vos otra vez / Tendría que evitarlo”.
Sobre el final, el disco comienza a adquirir un dejo más
melancólico. En Alguien sano, sin embargo, esto todavía es muy sutil, y la
canción sigue siendo básicamente un pop muy melódico y enérgico con efectos
como de drones sobrevolando el cielo.
Linda, en cambio, es ya una canción eminentemente triste,
con una extensa y triste coda que incluye un gran juego de palabras (“Bien es
(o vienes) el día en que todo parece estar / Mal es el día en que todo parece estar”). Noten
la gran teatralización del “En que finalmente me encuentro cansado”: eso es
ponerse en la piel del personaje.
El disco termina con mi canción favorita, la hermosa Tanto
tanto. Es mi favorita porque cuenta con una melodía muy linda y sobrecogedora,
guitarras deliciosas por doquier, un maullido de Bad Manu (¡!) y un estupendo
riff final que parece rockero y termina sonando casi como sonido de fábrica y
sirviendo de telón al recitado del precioso poema de Roberto Juarroz con el que
concluye el tema. Pero lo que más me gusta es la letra. Como siempre, el tópico
es el amor, pero pocas veces vi una letra de amor tan original, tan única:
“Dijiste que sobran las canciones de amor / Mi repertorio quedó vacío / Dijiste
que aburren los recursos del rock / Y su predecible rima / Mi poesía es de lo
peor y ahora empieza la simulación / De un crimen o un asalto al banco / Para
llamarte la atención / Una piedra en una ventana de un colegio primario”.
Brillante. El álbum concluye con un poema muy bello de Roberto Juarroz que dice
lo siguiente: “Pienso que en este momento / Tal vez nadie en el universo piensa
en mí / Que sólo yo me pienso / Y si ahora muriese / Nadie, ni yo, me pensaría
/ Y aquí empieza el abismo / Como cuando me duermo / Soy mi propio sostén y me
lo quito / Contribuyo a tapizar de ausencia todo / Es por esto / Que pensar en
un hombre / Se parece a salvarlo.”
De esta manera perfecta termina este muy buen disco pop.
Disfrútenlo tal como lo hice yo.
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