Puntuación: 8+
Mejor tema: White queen (as it began)
Tracklist
01. Procession
02. Father to son
03. White queen (as it began)
04. Some day one day
05. The loser in the end
06. Ogre battle
07. The fairy feller's master stroke
08. Nevermore
09. The march of the black queen
10. Funny how love is
11. Seven seas of rhye
¿Es éste el disco más pomposo de la historia del rock? Probablemente. Luego de los ataques de rock pesado de su primer LP, Queen da un giro no de 180 grados (todavía hay algunos temas bastante heavies) pero si importante. La guitarra de May, tan omnipresente en el álbum anterior, se ve relegada (aunque no del todo), y en su lugar aparecen pianos, clavicordios o teclados junto a opulentos coros y la infaltable voz de Mercury.
La cantidad de temas brillantes y de relleno se mantiene en cantidades similares, pero hay varias razones para que éste disco supere a su antecesor. En primer lugar, la producción, que en el debut era sucia, aquí es mucho mejor, más clara y cristalina. También la banda suena más pulida: en el debut había muchos momentos que sonaban desperdiciados y chapuceros, y aquí si bien hay algunos momentos así, en conjunto la banda suena mucho más compacta y enfocada. Además, es aquí donde Queenlogra definitivamente un sonido único, el sonido Queen. En el primer disco ya había muchas canciones que sonaban únicas y muy originales, pero también se notaban algunas influencias y todavía no había un estilo propio de la banda. Aquí, en cambio, ya la banda forja su propio estilo, nuevo e irreemplazable, y extremadamente distintivo: a partir de aquí cualquier canción que escuchemos de la banda, sabremos al instante que son ellos los que la tocan.
Y la razón fundamental de la superioridad de éste álbum es el estilo.
¡Qué disco tan raro! Uno de los álbumes más inclafisicables que jamás haya oído: es un poco progresivo, un poco operístico, muy barroco y, si bien no es de los discos más variados que haya hecho Queen, posee un cierto eclecticismo.
Realmente esta música es rimbombante, excesiva y ampulosa, muy exagerada, y digerir este disco de una oída es una misión imposible. Se percibe una atmósfera de oscuridad y misticismo, pero si bien en el primer disco no era tomado tan en serio, aquí todas estas letras de ogros, reinas y brujos parecen muy graves e importantes. Por si esto fuera poco, cada canción está ultra-recargada con masas corales y teclados por doquier, con distintas melodías que se van intercalando sin un patrón fijo de verso-estribillo. Muchos temas son en realidad suites, y en algunos casos la bizarrez de estas suites es impredecible.
Sé que tantas masas corales, tanta pomposidad y tantos instrumentos por doquier (tal vez sea la plasmación definitiva del arte barroco en el rock) pueden parecer indigeribles y muy molestos. Pero cuando uno se acostumbra, no puede negar la calidad y la originalidad de cada pieza. Después de todo, ¿cuándo se vio algo así en otro lado? Todo el álbum es inmensamente creativo y original, con una bizarrez demencial y una variedad de recursos simplemente brillante. Realmente no puedo concebir cómo una locura semejante pudo ser llevada a cabo.
Como siempre, hay relleno, y le baja puntos al disco, y puede haber ocasiones en las que tanta exageración termine irritando, pero la creatividad es innegable. Además, puede que haya relleno, pero casi todos los temas buenos son BRILLANTES, con mayúsculas.
Entonces, tenemos un disco excesivo y con relleno, pero cuya originalidad es indiscutible y en donde las canciones buenas no son sólo eso, sino que son de las más brillantes y particulares que jamás haya dado Queen.
¡Qué difícil fue describir el disco! Por suerte describir los temas es más fácil. Esta gran obra comienza con unos latidos de corazón similares a los de Speak To Me de Pink Floyd. Es Procession, una orquestación de guitarras brillante que nos introduce al álbum. El lado A, también llamado Lado Blanco o de la Reina Blanca está compuesto casi íntegramente por May.
Father To Son comienza con un riff de clavicordio que nos introduce a la muy bella melodía inicial. La letra es algo irritante, una declaración universal muy solemne y ridícula, pero la muy buena melodía salva todo. Igualmente, la verdadera carne del tema está en el intermedio rockero. "Take this letter that I give you" canta Freddie, y Brian entra con unos trallazos metálicos extremadamente rockeros y salvajes, en uno de los momentos más metálicos de toda la carrera de Queen, aunque lastimosamente se extiende un poco. Luego llega el reprise de la melodía inicial, con un extenso fade-out que se alarga demasiado, pero no llega a arruinar la canción. Una suite excesiva y algo pretenciosa, pero igualmente brillante.
Pero este inicio es nada comparado con la belleza de White Queen (As It Began). ¿La mejor balada de Queen? No lo sé, realmente hay mucha competencia, pero toda la canción exhuda una hermosura increíble. Una guitarra acústica muy solemne y mística enmarca la preciosa, divina, magnífica melodía. ¡Escuchen los coros de fondo! Luego entran los instrumentos a pleno y la emotividad es incontenible. En la sección instrumental tenemos una de las demostraciones de la grandeza de Brian en la guitarra. ¿Un sitar? ¿Un sitar en una canción de Queen? No, es la vieja guitarra de May, sólo que el puente original fue reemplazado por madera para que las cuerdas apenas rocen los trastes, dando ese efecto de sitar. ¡Qué creatividad tan grandiosa! Fuera de eso, el solo de "sitar" es maravilloso, el fade out con el sonido tan distintivo de la guitarra eléctrica de Brian también es brillante, y cuando luego entra Freddie con su voz inhumana acompañado de masas instrumentales épicas no puedo contener las lágrimas. Impensadamente todo se calla y Freddie susurra "Dear friends, goodbye / No tears in my eyes /So sad it ends / As it began". Sencillamente formidable. La letra es una oda a la "Reina Blanca, y es en cierto modo muy bella, además de encajar perfectamente con la melodía.
Luego de este clímax llegan dos inocuos rellenos. Some Day One Day es una sencilla balada folk con una linda melodía, muy intrascendente pero igualmente agradable, mientras que The Loser In The End es otro intento compositivo de Taylor, un rocker con acordes sucios de guitarra y una gran introducción de batería, aunque es nuevamente olvidable y monótona. Por cierto, ¡qué letra tan espantosa! ¡Parece Parents Just Don't Understand de Will Smith! Es muy adolescente para un tipo que en ese momento tenía 25 años como Roger. En fin.
El lado blanco era bueno, pero en este disco el que verdaderamente comanda a la banda es Freddie, y el lado negro (compuesto íntegramente por Mercury) es brillante y rebosa de imaginación e inventiva. Unas voces escandalosas con unos platillos invertidos abren de manera brutal el lado B. Se trata de Ogre Battle (qué título tan apropiado), una de las canciones más densas que jamás haya oído. El comienzo es ya de por sí muy denso y violento, y luego entra un riff descomunal que conduce a la trepidante melodía cantada por Freddie, con un gran estribillo muy agudo. Ya para el final todo se descontrola, con gritos y guitarras por doquier, y la tensión aumenta hasta que explota con el grito y el gong final. Un tema descomunal, explosivo y muy rockero.
La siguiente pieza es de lo más creativo del disco. The Fairy Feller's Master Stroke es una obra barroca y teatral con coros agudos, melodías divertidísimas y un clavicordio brillante. Ya el grito inicial de "He's a fairy feller" es soberbio y memorable, y luego la canción no hace más que mejorar. El ritmo de marcha y las distintas voces que imita Freddie son muy entretenidas, y están intercaladas por soberbios coros pop. El verso "Fairy dandy tickling the fancy" es de lo más pegadizo que haya escuchado, y escuchen esa "respuesta" de "Can we see the master stroke?". ¡Es brillante! La segunda parte se acelera aún más con coros agudísimos y todo termina tan melodiosamente como había comenzado.
Un precioso piano nos introduce a la pequeña balada Nevermore. Sé que es muy corta y subdesarrollada pero, ¡por dios! ¡Esa melodía! ¡Esos coros! ¡Qué balada tan irresistiblemente hermosa! Pocas melodías alcanzan tamaña belleza. La letra es esta vez mucho más terrenal, hablando de una relación que se corta, y también es muy buena (¿Lo ves Freddie? ¡Basta de esas historias de ogros y duendes y magos y brujos y dragones!).
Para ir concluyendo llega la imparable, soberbia y desmedida suite The March Of The Black Queen. Comienza con unos coros imponentes y luego la fiesta de masas corales derivan en una melodía inexplicablemente rápida y pegadiza ("Blue powder monkeys praying in the dead of night") que nos lleva directo al estribillo potente y antémico de "Here comes the black queen". Un breve solo de guitarra nos conduce a una nueva explosión de coros que culmina en una suave balada de piano con una melodía esta vez no tan memorable pero igualmente muy buena (¡La voz de Freddie!). Un nuevo ritmo de marcha lleva a la que tal vez es mi parte favorita de la suite, con una melodía rápida y poderosa (y también rockera), con esa maravillosa "orden" de "Now do the march of the black queen". Otro frenético solo de May lleva al reprise de la melodía principal y el fin, ahora sí, de la suite. Es realmente pomposo y muuuuy excesivo pero, ¿cuántas veces se vio algo así? Es en esta suite en donde se refleja la locura del disco. Fíjense la cantidad de distintas partes e ideas musicales que tiene el tema (que tampoco es taaan largo, son sólo seis minutos). Con esas ideas musicales se pueden realizar discografías enteras. Una cosa demencial y endemoniadamente colosal.
No me hubiese molestado mucho que el álbum termine acá, porque lo que viene es una de las canciones más grotescas que ha dado Queen. ¿Qué necesidad había de romper el éxtasis del tema anterior? Funny How Love Is es ciertamente pegadiza pero contiene una melodía muy estúpida, una "pared de sonido" insoportable, una gran monotonía y unos coros y letras especialmente afeminados. "Funny how looooove is"...¿quién lo canta, Justin Bieber? No es del todo horrible, pero es muy molesta y pobre.
Seven Seas Of Rhye, afortunadamente, termina el disco de manera mejor, con un riff de piano muy rápido y pegador, una melodía frenética y sobre todo un puente brillante con los coros de "Sisteeeeeeeer". Muy buena manera de terminar el disco.
Bueno. Un disco brillante, con algunas fallas como la pomposidad y el relleno, pero muy creativo y soberbio como para pasarlo por alto. Un 8+.
Este álbum es una obra de arte, asi como "A night at the opera".
ResponderEliminarLeyendo la reseña lo comparto, en verdad un buen resumen. Es un álbum inclasificable, justamente porque es algo nuevo, un sonido propio, un estilo que se desarrolla durante los 70's.
Sobre la canción "Funny How love is" pudo haber sido mejor entendida si no se empalmaba con la anterior. Lo tomo como una "irrumpcion", un "in crescendo" que no tiene fin, y tampoco inicio...eso es lo malo para algunos.
Pero vamos, Queen justamente te lleva a pensar, las buenas bandas lo hacen, te hacen reflexionar sobre su arte. Son artistas y gracias a dios dejaron todo lo que pudieron en la escena musical.
Coincido en lo de inclasificable, si alguien encuentra algo que suene parecido a esto que me lo muestre. El tema de Funny How Love Is es que...me da arcadas. Es demasiado empalagoso, jajaja, y también suma eso que decís, el tema empieza, se mantiene y termina con la misma intensidad, lo cual lo hace, además, aburrido.
EliminarTiene la mejor portada de todos los álbumes de Queen y fácil entra en un ranking junto con otras grandes portadas.
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