lunes, 30 de enero de 2012

There's no way out (2010) - Rodrigo San Martín



Puntuación: 9+

Mejor tema: War, act 2 

Tracklist
01. The 4378 day
02. No
03. War, act 2


  Una tarde de esas en las que uno no tiene otra cosa que hacer más que quedarse en la PC, abro mi cuenta de Taringa y encuentro un mensaje privado de un usuario que me decía que era músico de rock progresivo y estaba interesado en que yo escuche sus discos y, porque no, los reseñe. Y aquí estoy, cumpliendo mi promesa de revisar los discos de este user que se llama Rodrigo San Martín.
    El sonido de There’s no way out es moderno y a la vez antiguo, y esa es una de las características que lo hacen muy interesante. La configuración sónica de este disco de Rodrigo se constituye de un rock sinfónico con teclados atmosféricos al mejor estilo Pink Floyd, un rock progresivo clásico con influencias de King Crimson, algún pasaje acústico a lo Yes y guitarras metaleras que mucho recuerdan a los Procupine.

  El disco comienza con Rick Wright, quiero decir, Rodrigo San Martín tocando los teclados que acompañan una hermosa guitarra acústica bastante blusera que parece ejecutada por Gilmour. The 4378 day empieza con el aire floydiano y melódico del que hablaba, con Jelena Perisic cantando con un vibratto exagerado la relajante melodía. Alrededor del minuto ocho Rodrigo desenfunda su eléctrica distorsionada y solea con sus teclados y guitarras, acompañados de una batería que, aunque programada, remata excelentemente.  Al final el tema vuelve a la atmósfera tecladistica de antes que se interrumpe con una eléctrica emotiva punteando magistralmente.
  No empieza con un riff de bajo y con la voz de Craig Kerley elegida muy bien para el estilo del tema. El disco se pone más metalero, eso se nota. ¡Escuchen los gritos rockeros que se escuchan cerca del estribillo! Toda la atmosfera gris se interrumpe con Jelena cantando una balada hermosa, antecesora de un excelente solo de guitarra y del retorno de Kerley. Un trabajo lleno de energía, sobre todo en la parte vocal, cuando los dos vocalistas cantan a dúo.
  War, act 2 se trata de lo mejor del disco, y empieza con una guitarra extremadamente fascinante que se interrumpe por un corte a lo Discipline (en serio, eso parece King Crimson). Jelena comienza a cantar un poco forzada una melodía no tan buena pero misteriosa. Muy lindo, pero lo mejor está luego del riff de bajo del minuto 6. Un teclado divagante y una guitarra brillante acompañados de una percusión que se pone cada vez más violenta. Perisic reaparece toda alegre cantando una hermosa melodía que es interrumpida por las guitarras y la batería (ya incontrolable) que se despliegan hasta el final. Amo cuando reaparecen las cortinas distorsionadas con una guitarra soleando, esos momentos trash que aunque no abundan, me fascinan. Todos los bateristas del mundo deberían agradecerle a San Martín (queda un poco raro llamarlo así, parece que hablo del libertador) por no exigir que un humano ejecute esos pasajes descontrolados en los que se golpea 1000 veces por segundo. Todo está perfectamente diseñado: nos entusiasman con metal extremo, luego nos calman con baladas de Perisic y así sucesivamente.

  Hay ciertas cosas que preferí dejarlas para el final.
  Una de ellas es el conjunto de cuerdas hecho en computadora que se escucha en el primer tema: comprendo que Rodrigo hizo todo solo, pero para la próxima, sería muy bueno que se busque músicos para tocar esas partes, porque computarizadas quedan insulsas e inexpresivas.
  Otra es el vibratto de Perisic: sobre todo en los coros de The 4378 day, se hace algo abrumador. Éste es el único punto flojo de Jelena, porque la verdad es que tiene una voz hermosa y una gran habilidad a la hora de cantar tranquila pero expresivamente.
  Por último, queda lo más importante. Verán que marqué todos los temas del disco pero aun así no puntué con 10+. ¿Por qué? Porque no todo es excelente. Todo es bueno, en otros casos magnífico, y muchas veces toca la excelencia, pero eso es algo complicado que tienen los temas de larga duración: si yo separara cada parte de, por ejemplo, War, act. 2 no todas se llevarían la marca roja. Pero como están todas juntas, es imposible que no la tenga: es más lo que supera mis expectativas que lo normal. Pongamos otro ejemplo. Frank Zappa grabó Lumpy Gravy en un solo tema homónimo que estaba en dos partes, pero sólo porque la tecnología del momento no le permitía unificarlas. Si yo separara cada fragmento de esa suite en distintos tracks, hay cosas que no estarían en rojo. Pero como no puedo hacer eso porque cada artista decide como quiere que escuchemos su obra, debo ser justo y aceptar el trabajo como viene, tratando de ser lo más racional posible.
  Quiero comentar una cosa que poco tiene que ver con la música del disco. Rodrigo se rebuscó como pocos lo hacen para grabar este trabajo, y eso es algo que merece mi respeto. El tocó absolutamente todos los instrumentos salvo la batería, que la programó, y se buscó sus dos cantantes.
  No quiero sonar a esos que, sorprendidos por la globalización, comentan siempre lo increíble que es la internet. Pero como una curiosidad, les dejo un link en el que él mismo cuenta como hizo para grabar el disco.
  Rodrigo tiene un futuro prometedor. Comunico mis mejores deseos para este excelente multiinstrumentista que brindó la Argentina. Poca gente tiene tantas ganas de hacer música: imagínense el trabajo que le debe haber llevado grabar y mezclar todo.


  Les dejo un link de su página oficial, donde pueden descargar sus discos de forma gratuita y, si gustan, comprarlos: Página oficial de Rodrigo San Martín.


   

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